DON BOSCO por Juana de Irbarbourou (1 de abril de 1934)
Dulce pastor de vacas, santo pastor de almas,
¡Cuánto amaste a los niños, corderitos pequeños!
A la vera de Dios has de estar entre palmas,
Seguido de un cortejo de arcángeles risueños.
Mas siempre has de tornar los ojos con ternura
Hacia la amarga tierra que con amor labraste,
Y donde, entre la selva gemidora y oscura,
Se van multiplicando las rosas que sembraste.
Trabajador sublime, magnífico soldado:
Ya son diez mil tus hijos, ejército abnegado
Que contra el mal batalla, ebrio de caridad.
Tu sotana raída difunde resplandores,
¡ Y has de estar entre cánticos, serafines y flores,
Siempre con el sentido fijo en la humanidad !
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