La Precordillera mendocina -o Piedemonte-, es esa bella
cadena montañosa de mediana altura que se divisa como fondo, al Oeste, al
ingresar desde el Este a la ciudad de Mendoza. Se extiende desde el límite con
San Juan por el Norte hasta el río Mendoza por el Sur, aunque en mayores
latitudes aparecen algunos bloques aislados.
El origen del Piedemonte es notoriamente más antiguo que la
Cordillera de los Andes. Los estudios concluyen que anteriormente un inmenso
océano cubría estas extensiones y así queda revelado en la presencia de fósiles
de características marinas en varios sectores.
Persiste un debate sobre si desde el origen la Precordillera
formó parte del antiguo continente de Gondwana (América del Sur y África), o si
se trata del desprendimiento de un fragmento de Laurasia (actual Norteamérica)
que vino a recalar y unirse a Gondwana en épocas muy antiguas.
Esta región tapizada de hermosos cerros con alturas desde
los 1.800 a los 3.450 metros, presenta una virtud incomparable: su cercanía a
la ciudad. Pero una desventaja importante: ausencia casi total de agua. En
verano sólo algunas buenas aguadas dispersas dan vida a puestos o reales donde
moran y llevan a cabo sus tareas los escasos habitantes de la zona.
Tres zonas
Por el Norte, una calle del barrio Municipal de Las Heras se
convierte en la ruta Provincial 13 (sólo transitable en vehículos 4×4) que por
detrás del cerro Arco y pasando por el puesto Casa de Piedra sube y baja en
caracoles hasta el inmenso valle de Uspallata.
Esta vía brinda acceso para subir los cerros más altos de la
Precordillera: Pelado, Chimenea y Cordón de Bonilla, todos con incomparables
vistas a 360° que incluyen el majestuoso Aconcagua asomando por el Oeste y el
Cordón del Plata hacia el Sudoeste.
En el sector central del Piedemonte, entre la ruta 13 al
Norte y el cerro Alfalfar al Sur, solamente existen dos ingresos: Puerta de la
Quebrada y Estancia San Isidro.
El primero, subiendo por el circuito de El Challao, da
acceso al cerro Arco (el de las antenas) y a decenas de circuitos de trekking y
ascensos de dificultad baja o media.
Los cerros más visitados son el propio Arco, Santo Tomás,
Gateado, Áspero y Viscacha (con “s”), por nombrar sólo algunos. El camino hacia
esas cumbres recorre profundos cañadones, verdes quebradas y filos redondeados
que se asemejan a solitarias pampas.
La piedra de Isidris es un sitio al que se le adjudican
cualidades energéticas y espirituales, y se llega simplemente desandando el
cauce del río seco Casa de Piedra en una caminata de una hora y media desde
Puerta de la Quebrada.
La especialidad del lugar es el ascenso al cerro Arco en las
noches de Luna llena, imperdible paseo nocturno y a la vuelta asado, vino y
música para compartir en el hospitalario emprendimiento de la familia Álvarez.
Por Estancia San Isidro se puede hacer la travesía a
Potrerillos recorriendo la Pampa de los Ñangos y la Quebrada del Toro. Además
de acceder a varias interesantes cumbres: Mesilla, Alfalfar, falso Alfalfar,
Escondido, Guamparito, Rincón del Guamparito, etc.
Por el Sur, en la zona de Sierras de Encalada, el ingreso
por el puesto La Crucecita -a 6 km. de la ruta-, también permite paseos muy
atractivos como los ascensos al cerro de la Cruz, Colorado, San Lorenzo y la
hermosa Quebrada de los Berros, también accesibles por el puesto El Peral,
frente al Desert Pub, pero se debe pedir permiso a los propietarios de ese
campo.
Toda esta zona desde hace algunos años luce un perfil
residencial de montaña con emprendimientos habitacionales respetuosos del
paisaje y el medio ambiente.
Dándole la vuelta al Piedemonte por el Sur, desde Colonia
Suiza hasta Cacheuta son incontables los senderos que se adentran en quebradas
hacia los cerros más emblemáticos y codiciados, tanto por principiantes que
comienzan a despuntar el vicio como para profesionales que buscan la práctica
que los lleve a mayores alturas. El valor agregado es que aquí las cimas
ofrecen panorámicas vistas del espejo de agua del dique Potrerillos: Los Baños,
Los Camellos, Dedos, De la Virgen y Comición (con “c”), etc.
Trekking seguro
La Precordillera mendocina es un verdadero paraíso que la
naturaleza ofrece a pocos pasos de la cotidiana vida en la ciudad. Y es ese el
mayor atractivo para quienes recorren sus senderos. Una especie de edén
arrullado por el canto de los pájaros o el lejano relincho de algún guanaco, y
perfumado por hierbas aromáticas y yuyos de los más vistosos.
El otoño es sin dudas la estación más apropiada para salidas
al Piedemonte, cuando el sol y el calor no abruman tanto y el frío invernal aún
no se ha hecho presente. En esta época las temperaturas son agradables durante
el día, algo frescas las mañanas pero amables conforme avanza la jornada. Y la
probabilidad de lluvia es baja.
Es importante tener en cuenta que si bien la región
descripta es por demás amigable para andar, deben siempre tomarse los recaudos
que garanticen salidas satisfactorias. Lo ideal es integrarse en grupos de
caminantes conformados o requerir los servicios de guías de trekking, que los
hay en Mendoza en cantidad y calidad.
Ropa adecuada de buena calidad, abrigo impermeable,
sombrero, protector solar, luz frontal o linterna y buena comunicación son
elementos imprescindibles. Bastones, GPS y cámara fotográfica son más que
bienvenidos.
... un guía de trekking con muchos años caminando
la Precordillera mendocina. Y vale la pena tomar en cuenta sus recomendaciones:
“Por la característica de la región es necesario llevar siempre una buena
provisión de agua pues es casi imposible encontrar alguna aguada o manantial
natural” señala Juan.
Además nos da un buen consejo para la orientación: “Los
cerros son parecidos, redondeados y de alturas similares. Cuando por cuestiones
meteorológicas se reduce la visión, siempre tenemos que buscar altura en lugar
de bajar instintivamente por alguna quebrada donde podemos quedar enriscados.
Debemos buscar un poco más de altura, conservar la calma y detectar siempre el
sendero humano -no el de los animales-, que nos llevará a resguardo”.
Casi todas las salidas se pueden cumplir en el día, por lo
que no hace falta cargar bolsa de dormir ni carpa lo que ayuda a reducir el
peso de las mochilas y así aligerar el paso. No obstante, con una buena
planificación es posible y placentera la experiencia de pasar la noche entre
los cerros, a la vera de un buen fogón y con un incomparable cielo estrellado
como seguramente nunca vimos.
FUENTE:
EXCELENTE DESARROLLO DEL TEMA POR ESO LO COMPARTIMOS VISITAR EL ORIGINAL ES MEJOR PORQUE CUENTA CON MUCHAS FOTOS Y CONTENIDOS ALTAMENTE RECOMENDABLES
LOS INVITAMOS A SEGUIR EL ENLACE:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
AGRADECEMOS VUESTRA PARTICIPACIÓN