EN "LOCALES" DEL DIARIO "EL TELÉGRAFO" DE LA CIUDAD PAYSANDÚ
Prof. Maria Julia Burgueño
“El valor más importante de Leandro Gómez
fue sentirse oriental y defender la soberanía”
“Cuando se me invitó a decir algunas palabras en este homenaje a Leandro Gómez, lo primero que se me vino a la cabeza fue qué difícil será enfrentarme a la cara, al corazón y a la escucha de ustedes, porque homenajes a su figura se han venido haciendo desde el 2 de enero”. Advirtió que haría “una reflexión en voz alta, una exposición de ideas que pueden ser compartidas o no”.
Burgueño dijo: “cuando trabajamos en historia lo hacemos con documentos escritos, pero no aislados sino que tenemos que hacerlo con otros especialistas, porque si no el trabajo del historiador es de un lado solo, sin importancia. En ese equipo tiene que haber gente de otras formaciones; entonces cuando estaba pensando en este tema me dije ‘yo no puedo ir solamente con el aspecto de historiadora, a reflexionar en lo que entiendo sobre ello”’.
Citó entonces a Ortega y Gasset diciendo que “las circunstancias de un hombre son las de su vida personal y también las que se le dan en el medio en el cual vive. Las circunstancias en las cuales vive Leandro Gómez son de guerra, de lucha fratricida, de intervenciones de extranjeros, llámese guerras civiles, sitios, defensas, violencia, armas, guerra”.
Cuatro aspectos
La oradora resumió cuatro elementos que a su entender son importantes: “primer elemento es que pertenece a una familia numerosa, ya sea él como la familia que procrea y no es un tema menor, pertenecen a un círculo montevideano o sea que no tiene en su formación inicial o niñez una idea de Uruguay todo, hasta que no lo viva; otra cosa muy importante que es dejada de lado cuando debe ser estudiado, es su relación con la masonería, el gran tema todavía tabú en el Uruguay y el cuarto elemento, en el cual no me voy a meter, es su aspecto militar”.
Burgueño dijo que la unión de esos elementos “es lo que nos permite a nosotros conocer a ese Leandro Gómez, del cual lamentablemente el Uruguay solo recuerda su muerte. Nosotros cuando hacemos mención a él, referimos al 2 de enero de 1865, a su muerte. Por lo que cuando estamos hablando del bicentenario de su nacimiento, a mucha gente le llamaba la atención”. En cuanto “a las circunstancias del país, nada menos ni nada más, nace en 1811. Si hay una vinculación directa de ese 11 (llámesele como quiera) es que lo hace uno de los artiguistas de primera, cuando el Uruguay todavía discutía si Artigas era o no aquel ser para recordar (no se hablaba todavía de héroe), él como otros orientales entendía que había sido el caudillo de la revolución”. En su exposición refirió a documentos --existentes en Francia-- que aún no han sido divulgados de la histórica defensa de Paysandú y además que “cuando uno mira los retratos de Leandro Gómez lo ve con un dejo de seriedad y preocupación, un personaje que nos significa un ser nervioso, pero de preocupación, de lo que hablan aquellas cartas, porque solo tenía dos cañones y treinta que lo atacaban”.
Schulkin: “otro aspecto del Gral. Leandro Gómez”
Rica se explayó sobre como se puede abordar la novela histórica, remarcando que la modalidad de Schulkin es similar a la de él. En este caso dos personajes ficticios (periodista/pulpero) dan lugar al desarrollo del hecho histórico donde Leandro Gómez a mediados del siglo XIX actúa como fiscal en el asesinato de dos comerciantes por parte de un grupo de militares. El diálogo de esos personajes sirve a Schulkin para hacernos conocer el entorno en que se movía Leandro Gómez, así como las reglas de juego que regían en un Uruguay agitado por guerras fratricidas, partidarias o simplemente de intereses, en el que existía la “barbarie” -para nosotros- muy natural en esos momentos.
“Los hechos narrados -dijo Rica- son sucesos que realmente ocurrieron. Básicamente esta novela ataca dos puntos, los dos se unen en la “Ley de Obediencia Debida”. Son militares que asesinan, por lo tanto se entendió que debía atenderlo la justicia militar y no, la civil. Se decide que Leandro Gómez actúe como fiscal en la causa”.
Rica abundó sobre el sentido de la “obediencia debida” elemento fundamental para que un ejército funcione. El tema es cuando la obediencia está en conflicto con la moral. Es en este punto donde Leandro Gómez toma las decisiones difíciles. “Se cruza -dice Rica- el otro punto en este hecho, antes de este juicio que motiva la novela había ocurrido la Batalla de Quinteros, donde los revolucionarios se entregan y se pacta que las vidas serán respetadas. Al ser conducidos presos, viene la contraorden del presidente Pereira, de que deben ser ejecutados. Los ejecutan generando gran alboroto en la población. El juicio en el que actuó Leandro Gómez, fue una ‘cortina de humo’ para distraer de aquella matanza”.
Schulkin expresó: “No sé si es una novela corta o un cuento largo. Yo la llamo una novela corta. Todo nació cuando tomo contacto con el expediente (del juicio) donde se repite la frase muy de moda ‘Ley de obediencia debida’. Ese fue el disparador para seguir investigando. El dato histórico en que actuó Leandro Gómez es tan pequeño que no aporta nada a su personalidad”.
Lo que es importante es que ocurrió en 1858 y la noticia histórica ya estaba publicada en el “Diccionario Biográfico” de Fernández Saldaña. “El hecho ya era conocido”. Schulkin dio a conocer los perfiles de sus personajes ficticios y cómo la ficción se va corriendo para dar lugar a los hechos reales y sus consecuencias.
“El fin que persigue esto -dijo Schulkin- es ofrecer un aspecto desconocido de una figura tan querida como el Gral Leandro Gómez. Pienso que desde ese punto de vista, el trabajo está logrado”.
Luego se entabló un diálogo autor/público que enriqueció la charla presentación.
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