KARINA THOVE
PUBLICADO el Domingo 9 de septiembre, 2012
Entrevista
a Sonia Ziegler
La colonia suiza a través
de sus mujeres
Este año,
la colonia suiza fundada en el departamento de Colonia cumplió y festejó sus
primeros 150 años de vida. En el marco de esos festejos, la maestra e
historiadora Sonia Ziegler, oriunda de la zona e investigadora de su historia,
publicó “Pequeñas historias de grandes mujeres. La historia de la colonia suiza
en Uruguay a través de sus mujeres”.
El trabajo
se centra en las fundadoras de la colonia agrícola -quienes “naturalmente” no
figuran en la carta fundacional y por lo tanto tampoco en el monumento que
recuerda el hecho- y en las que vivieron en sus primeras décadas de vida en una
de las zonas del país actualmente más pujantes y productivas.En diálogo con La República de las Mujeres, Ziegler habló de las motivaciones y objetivos de su obra, y del esfuerzo que supuso el rescate de esas mujeres, entre otros temas.
¿Qué la llevó a escribir un libro sobre las mujeres fundadoras de la colonia suiza en nuestro país? ¿Por qué dice en la introducción que le resultaba un proyecto muy difícil de concretar?
Por un lado, porque se trata de buscar datos de personas que no son visibles en la historia. A través de los descendientes y, sobre todo, entre las descendientes mujeres es que se van encontrando las anécdotas, referencias y datos, aunque a veces ni eso es posible. El hecho de escribir sobre mujeres me obligaba a tener muy clara mi posición como mujer respecto a la historia: yo no puedo escribir cuestionando las posiciones o la forma de trato que recibieron, pero tampoco puedo dejar de mencionarlo. Algunas de ellas sufrieron mucho incluso por decisiones que les imponían sus familias, pero merece saberse, reconocerlas y sacarlas de ese cono de sombra de nuestra historia.
En esta investigación usted rescata las historias de las mujeres que llegaron para fundar la colonia agrícola y de las que vivieron en las primeras décadas de vida de la colonia, una época en donde las mujeres no eran sujetos de derecho. Entonces imagino que encontrar fuentes o datos precisos sobre ellas, que en ese momento eran consideradas en función del padre o del marido, no debió ser una tarea fácil.
Es interesante ver cómo te lo relatan las personas mayores y lo que opinan las jóvenes descendientes hoy, que te dicen, por ejemplo: “Tal persona fue muy dura, muy dominante” cuando estamos hablando de mujeres que, en general, se sometieron al modelo patriarcal de la época aunque algunas también tuvieron la picardía de desafiarlo.
Las que no se rendían
¿Cuál es el rol que cumplieron estas mujeres en la fundación y, en definitiva, en sacar la colonia adelante? Había que tener mucho espíritu aventurero, mucho coraje e iniciativa…
Justamente eso hizo que nacieran instituciones para atender la salud de las mujeres, como el Frauenverein para asistir los partos. Eso era puro campo, una colonia que nacía de la nada, las chacras estaban alejadas, no disponían de medios hasta que vino una partera, hubo una farmacia o vino un médico, pero eso fue mucho después. Lucharon hombro con hombro con los hombres, pero sus nombres no trascendieron. También se tomaba como algo muy natural que siguieran la voluntad de sus maridos sin tener voz propia.
Como María Oettli, quien por la decisión que toma su marido (Federico Bion) de sumarse a las fuerzas de Venancio Flores, queda sola, viuda, con hijos y sale adelante. No es el único caso que aparece en el libro en donde las mujeres tienen que enfrentar situaciones así.
Es importante señalar que estos son algunos ejemplos de mujeres anónimas que vivieron sin ser nombradas, recordadas. ¿Cuántas historias más habrá de las cuales yo no pude encontrar nada? La historia de Carolina Zünd que está relatada por Albina Kehr… Si Albina no hubiera escrito sobre ella, jamás nos habríamos enterado sobre alguien que tuvo una vida muy dura. Bion debe de ser uno de los personajes más conocidos en la vida de la colonia, sin embargo de su viuda no hay información. Rastrear esos datos fue difícil.
Algunas de ellas, ya sea por referencia a sus maridos o padres, son figuras relativamente conocidas o están en el nomenclátor de la ciudad, pero muchas otras no.
Con los nombres de las calles se da una cosa muy curiosa: Frau Vogel, Frau Spori ¿quiénes son? Este libro, en realidad, arranca en mi infancia, porque hay mucha información que yo recibí siendo parte de una familia de origen suizo. Hay muchos hombres que aparecen mencionados como fundadores de instituciones, etc., porque es una característica de Nueva Helvecia una fuerte participación social. Ahora, cuando esos hombres no estaban en la casa, en esos establecimientos que tenían una producción tan diversificada porque había tambo, quesería, huerta, granja, quinta, ¿se detenía la actividad? No, estaban las mujeres que eran los puntales de esos emprendimientos familiares. Además de criar todo ese montón de hijos -generalmente, uno por año- eran ellas las que en muchísimas ocasiones dirigían todo ese engranaje que no podía detenerse. Sin embargo, toda la parte económica, de propiedades, del manejo del dinero fue excepcional que lo manejaran las mujeres como el caso de María Walser.
La primera mujer en manejar un automóvil en Nueva Helvecia y eso de por sí ya habla de lo que fue su personalidad. Claro que tanto en su caso como en el de muchas de las que aparecen en el libro, quedan viudas muy jóvenes y eso es lo que las obliga a salir adelante.
Yo creo que ni ellas sabían la fuerza que tenían. La viuda de Bion había quedado con deudas en la chacra. Pagó las deudas, se compró otra chacra, volvió a casarse, tuvo más hijos… no se rendían.
Unión a pesar de sus diferencias
Unas cuantas de las mujeres que están retratadas en el libro fueron educadoras. La fundación de la colonia coincide en el tiempo, unos años después, con la reforma de Varela y se da toda esa discusión a la interna de la comunidad sobre si había que adherirse, si había que dejar a un lado la enseñanza en alemán, la enseñanza religiosa…
Sí, pero las decisiones las tomaban los hombres. Desde que los colonos vinieron, trajeron la asamblea como institución, que fue la manera práctica que usaron para resolver los problemas en conjunto. Hasta no hace demasiado tiempo todavía existía en algunas ciudades de Suiza la reunión de los pobladores para deliberar en la plaza y votar a mano alzada. Bueno, eso era una práctica habitual entre los colonos, pero era netamente masculina.
Las mujeres tendrán que esperar hasta bien entrado el siglo XX para poder participar en esas asambleas.
Una excepción fue Elizabeth Schegg que en 1909 lanzó la iniciativa, con un conjunto de mujeres, para fundar la sociedad de auxilios que aún sigue prestando servicios.
Si una se pone a pensar la mezcla tan grande que se produjo en ese lugar tan pequeño, es llamativo que lograran unirse a pesar de las diferencias. Vinieron personas de más de 20 cantones, con lenguas diferentes, donde predominaba el alemán pero también estaban los que hablaban francés, italiano y los dialectos. También había alemanes, austríacos, alsacianos que estaban en la zona limítrofe, zona de discordia entre alemanes y franceses durante mucho tiempo.
La colonia también tuvo sus conflictos en torno a las comunidades evangélica y católica. Eran diferencias importantes, como usted muy bien lo destaca en el caso de Ana Gfeller quien, siendo evangélica, se casa con un católico, un personaje muy conocido: Guillermo Greissing.
Practicaron el ecumenismo en la vida cotidiana, porque se dio la particular situación de que ella continuó practicando su religión y trabajando en la comunidad evangélica, mientras él fundó la corporación católica. Pero en la mayoría de los casos esto no se daba así, era un punto de conflicto, podía significar hasta que un noviazgo se terminara.
¿Qué pasó con todos esos dialectos? ¿Por qué no lograron transmitirse generacionalmente?
Eso tiene que ver con la reforma vareliana a la que hiciste mención. Cuando se fundó esa primera escuela, que pasó a integrar el sistema nacional con la reforma, los niños empezaron a aprender español y comprendieron rápidamente que era la herramienta fundamental para comunicarse con el entorno. Hasta ese momento habían permanecido bastante aislados justamente por no comprender el idioma local, entonces rápidamente se abandonó el alemán. Además, posteriormente, hubo otro factor: las guerras mundiales y la asociación del alemán con el nazismo.
Claroscuros de la vida comunitaria
Hay anécdotas muy jugosas como la de María Rosa Gugelmeier, que se escapó por la ventana para irse con el novio. Usted al indagar dio con este dato hasta para asombro de gran parte de su familia.
En la presentación del libro que hice en Valdense había descendientes de ella que no tenían idea de este hecho. Algunos miembros de la familia lo sabían, pero como un secreto o como una travesura, sin calibrar su verdadera dimensión.
También hay casos más dramáticos como el de Emilia Karlen, quien se separa de su esposo, vuelve a vivir con los padres, tiene un hijo y aparece toda la disputa sobre el apellido que llevaría ese hijo y ella después padecerá toda la vida problemas psiquiátricos.
Sí, es una historia muy trágica pero, ¿cuál fue el factor por el cual una de sus descendientes quiso empezar a averiguar? Porque su abuelo había sido hijo único, eso no era normal para la época y ahí salta toda la historia.
Hay todo un capítulo que se llama “Secretos bien guardados”, donde usted relata algunos hechos que dan cuenta de una parte un poco más oscura de lo que puede ser vivir en una comunidad cerrada, con valores muy rígidos.
Fueron mujeres que vivieron en carne propia esa rigidez. Una muchacha que fue obligada a entregar su hijo; otra muchacha que fue echada de su casa no permitiendo que en la familia ni siquiera se la nombrara. Estas historias a mí me fueron contadas con el compromiso de no dar nombres y así lo hice.
¿Hay alguna de estas mujeres que al investigarlas le haya sorprendido?
Me divertí muchísimo con la historia de María Walser. Está el relato que me hizo su nieta, una mujer que tiene cerca de 90, que la describe como muy aguerrida, muy decidida. Ema Häberli en el prólogo dice eso, que son mujeres que no se dejaban vencer.
Identidades propias
El libro está dedicado a su nieta, ¿por qué?
Porque es la generación más joven en mi familia y es una niña. Yo pienso que el siglo XX uno de los cambios más importantes que tuvo fue el de la condición de la mujer. Mi nieta nació en el siglo XXI y acá hay muchas historias que son del siglo XIX. Los cambios en cuanto a derechos son notables. Podemos elegir qué hacer con nuestras vidas, fijate que incluso María Asunción Bernardi, la primera farmacéutica profesional, parece que habría querido hacer Medicina pero la familia la convenció de que estudiara otra cosa.
Hoy en día la colonia suiza tiene una alcaldesa.
Sí, fue una de las primeras personas a las cuales le llevé este material y le encantó que fuera sobre las mujeres, porque son historias no conocidas.
Este libro estaba pensado en un principio para incluir toda la parte culinaria, pero luego vi que se me tornaba demasiado grande… quedará para otro proyecto.
Claro, porque todo lo que tenga que ver con dulces, quesos, mermeladas, conservas, se asocia con la colonia suiza o con su vecina Colonia Valdense, ya sea que lo pensemos a nivel artesanal, casero, pero también de producción industrial: casi todo viene de esa zona del país.
Hay mucha cosa para rescatar, muchas tradiciones, costumbres, recetas que fueron trasmitidas de generación en generación.
Suiza es actualmente uno de los países más ricos del mundo. Visto desde esta perspectiva, cuesta creer que a mediados del siglo XIX expulsara a su gente.
Más que eso. A mí lo que más me llamó la atención al conversar con la gente en Suiza, fue que nadie sabía que su país había sido un país pobre. El nivel de vida que tienen es de los mejores, y pensar que en el siglo XIX hubo gente que tuvo que irse porque no tenía lo suficiente es una idea muy fuerte, que no sé si se ha transmitido debidamente y es como que para ellos ese tema ni siquiera les interesa hablarlo. Meses después de que yo estuve en Suiza vino aquí -y yo fui su guía- la primera mujer que fue presidenta (Ruth Dreifuss) y ella también había observado lo mismo en su país: es un pasado que es preferible olvidar.
Sonia Ziegler
Nacida en Colonia Suiza, es descendiente de los colonos fundadores (bisnieta).
Trabajó muchos años como maestra de escuela primaria en la zona y es diplomada como investigadora en Historia Contemporánea en el Instituto Universitario Claeh.
Ha investigado mucho en relación a la historia y la identidad de su comunidad de origen: “Memorias de mi tierra, Colonia Suiza” (2002), “La primera escuela de Colonia Suiza, una encrucijada para ‘los gringos’ en el Uruguay de la modernización” (2003),
“Teófilo Gratwohl, maestro” (2004), “Suizos en Uruguay. Pasado y presente de la colonia Nueva Helvecia”, una investigación fotohistórica de Sonia Ziegler e Ignacio Naón (2006), “Pequeñas historias de grandes mujeres. La historia de la Colonia Suiza en Uruguay a través de sus mujeres” (2012).
Actualmente, se encuentra investigando sobre las raíces suizas del escritor Juan José Morosoli.
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