DIARIO EL PAÍS
TEXTO DE PABLO MELGAR
En la catedral de San José de Mayo el genio
humano se luce para adorar a Dios. Las artes y las ciencias exhiben tres
aportes que trascienden la religiosidad. Martino Perlasca, un pintor
suizo nacido en 1860 y fallecido muy joven, dejó 16 murales de
excepcional factura que decoran la capilla del Santísimo Sacramento, un
sitio de alto valor simbólico para los devotos por ser donde se guarda
las hostias.
Los lienzos de la capilla representan en la cúpula a
los doce apóstoles, y en el cuerpo inferior de la Capilla cuatro ángeles
portando los instrumentos de la Pasión de Jesucristo.
El artista suizo tuvo a su cargo la decoración de
distintos edificios, entre ellos la Iglesia de San Antonio, la
Glorificación de Verdi (frente del escenario del Teatro Verdi), decoró
el Club Uruguay y el Club Católico.
Además, Perlasca es el autor de los frescos del Palacio
Santos, sede de la Cancillería, que recientemente surgieron tras
décadas de oscuridad bajo gruesas capas de pintura, merced al trabajo de
la restauradora Claudia Frigerio.
En el año 1896 llegaron los lienzos para la capilla
maragata. Antes, Perlasca los exhibió en Suiza, recibiendo múltiples
elogios de la crítica. El propio autor escribió a sus amigos que aquella
serie era su más logrado trabajo hasta el momento.
Junto a los murales Perlasca envió dos murales de
grandes dimensiones, uno de ellos, el del Señor Resucitado, se muestra
únicamente una vez al año durante la Pascua.
La capilla fue financiada por los herederos del coronel blanco Rafael Rodríguez y su señora, Lauriana Larriera.
"El mejor".
La Iglesia de San José de Mayo, tal como se conoce
en la actualidad, comenzó a construirse en el año 1858. Los trabajos
culminaron el 14 de agosto de 1874 bajo la dirección del maestro catalán
Antonio Fontgibel. El 24 de marzo de 1875 fue bendecida por las
autoridades religiosas de la época.
En ocasión de la inauguración de la capilla el
obispo de Montevideo y todo Uruguay, Mariano Soler, escribió una carta
pastoral con fecha 30 de mayo de 1896 donde expresa que "desde tiempos
atrás profesamos especiales simpatías a la ciudad josefina por su
reconocida cultura y religiosidad, y por ser fama que su majestuoso
templo, después de la Catedral, era el mejor de la república;
añadiéndose a esto el que posea la mejor Capilla particular, como los es
la de Hortus Conclusus, que tuvimos la satisfacción de bendecir
solemnemente".
Humedad.
Pasaron 120 años de la instalación de aquellas
pinturas y la humedad que afecta la cúpula de la capilla comenzó a hacer
estragos en la obra de Perlasca.
La catedral se encuentra en obras de refacción
mediante un acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Transporte, la
Intendencia de San José y el obispo Arturo Fajardo.
No obstante, a pesar de los esfuerzos económicos
oficiales y populares, no hay fondos suficientes para cubrir los
elevados gastos de restauración de la obra de Perlasca.
El senador blanco Carlos Daniel Camy vive en San
José y es integrante del grupo de amistad interparlamentario Uruguay
Suiza. Hace 10 días estuvo en Suiza representando al Parlamento
uruguayo. Dos días antes de volver el obispo Fajardo lo llamó y le contó
la historia de Perlasca.
En Ginebra, Camy habló con el embajador uruguayo en
Suiza quien lo conectó con el senador suizo Fulippo Lombardi,
representante de la región de Lugano, donde nació el pintor Perlasca.
Lombardi había estado en Uruguay durante el año 2013 buscando la
posibilidad de hacer un acuerdo comercial entre el Mercosur y Suiza,
además conocía en profundidad la historia de Perlasca.
De inmediato, Camy le consultó por la posibilidad de
que Suiza colaborara con la restauración y mantenimiento de la obra
instalada en la catedral de San José de Mayo. Lombardi quedó en evaluar
el caso y volver a comunicarse con Camy.
Una vez en Uruguay, el senador nacionalista llamó al
embajador suizo, Didier Pfirter, para invitarlo a conocer la ciudad y
en particular la obra de Perlasca. El diplomático confirmó que en esta
jornada visitará la ciudad de San José de Mayo.
Será recibido por el senador Camy, autoridades
municipales, el obispo Fajardo y descendientes suizos que residen en el
departamento.
Un grupo de investigadores y expertos entregará una
carpeta con los detalles sobre la obra de Perlasca en la catedral de San
José y la situación en que se encuentra la capilla. El material
incluirá fotografías y un video de cuatro minutos sobre la historia de
las obras.
Colaboración.
Un grupo de vecinos conformó la Fundación "El reloj"
para colaborar con las obras de restauración de la catedral maragata.
Vienen realizando colectas.
Se trata de una iniciativa que busca obtener
recursos para culminar las tareas de reparación de las cúpulas y de la
estructura del templo.
La organización, conformada por vecinos de distinto
origen social y político, tomó el nombre del reloj de la catedral, un
símbolo de la ciudad.
Se trata de un artefacto de origen suizo. Sus
fuertes campanadas se sienten a 15 kilómetros a la redonda y está
operativo desde el año 1900. Desde hace seis décadas su operación está a
cargo de Néstor Enrique De León.
El plan de la Dirección de Cultura de la Intendencia
maragata es que cuando culminen las obras en la catedral el edificio de
sume al circuito cultural y turístico de San José.
La pintura afectada por el pasaje de los años
La cúpula de la capilla del Santísimo de la catedral
de San José está decorada con la imagen de los 12 apóstoles. Se trata
de una obra sobre lienzo del pintor suizo Martino Perlasca.
A esto se agregan otras cuatro pinturas que hacen
referencia a distintos pasajes bíblicos y decoran las paredes del
recinto sagrado.
El pasaje de los 120 años comenzó a hacer estragos
en la cúpula y la humedad está afectando toda la decoración. A simple
vista se puede observar que hay daños de importancia y es necesario
realizar una restauración.
El reloj, la manija y secretos del arte
Cada día Hugo se da un baño de historia. Con sus 77
años sube la empinada escalera de 85 escalones que separan la calle de
la máquina del reloj suizo de la catedral de San José.
Viste un delantal de cuero y lleva en sus manos una pequeña radio con la que escucha música clásica.
Hace la misma tarea desde el año 1959. Fue como un
ascenso profesional ya que estaba en la catedral desde que tenía 7 años
de edad. Permaneció en el lugar hasta los 22, cuando se casó. Crió a su
familia trabajando como operador de cine en los barrios pero nunca dejó
de dar cuerda al reloj.
Frente al reloj, una joya del año 1900, confiesa que
no se llama Hugo, su nombre es Néstor Enrique De León pero a una vecina
se le ocurrió llamarlo así desde niño y a él no le pareció mal.
Con una sonrisa permanente, el hombre narra todos
los detalles de los últimos 60 años de la catedral, iglesia que adquirió
esa condición en el año 1955.
Sus cuentos pasan por los tiempos preconciliares
(Concilio Vaticano II, reforma resuelta por la Iglesia en 1965) cuando
la misa era rezada en latín y de espalda por parte de los sacerdotes.
A mediados de la década de 1950 apareció en San José
el pintor italiano Lino Dinetto, un famoso experto en frescos. La
Iglesia lo contrató para pintar distintas imágenes dentro del templo.
Por esos tiempos Hugo tenía 12 años y trabajó directamente con el
pintor.
"Yo le arreglaba los colores en unos vasos, hablaba
con los albañiles para que pusieran el material en tal hora, cuidaba el
andamio y las luces. También fui su modelo. ¿Ve esos ángeles que están
ahí? Todos tienen mi cara", cuenta entre risas.
Muestra un enorme cuadro donde aparece San Antonio
con una pierna en la mano. Debajo hay un joven que, con la pierna
amputada, se encuentra desesperado en los brazos de una mujer. "Ese
joven que está ahí, también soy yo", contó.
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