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sábado, 5 de abril de 2014

SENANA SANTA EN SUIZA- ALGUNAS TRADICIONES ENCONTRADAS EN LA RED.

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Jueves Santo y Viernes Santo



Las dos procesiones de Semana Santa se remontan, al menos, al año 1600. El jueves se representa el Vía Crucis de Jesús hacia el Gólgota, con unas 200 personas representando a los judíos y a los romanos que tuvieron un papel hasta la crucifixión de Jesús.

Estos actores aficionados llevan trajes preciosos adquiridos en la Scala de Milán. La representación también cuenta con una cincuentena de caballos. Armado de antorchas y con instrumentos de viento y tambores, el desfile recorre el casco antiguo de la ciudad adornado para la ocasión con transparentes, cuya antigüedad alcanza en algunos casos unos centenares de años. Se trata de lienzos pintados e iluminados por detrás, en la antigüedad por velas y hoy eléctricamente.

Jesucristo con la corona de espinas anda por detrás de Poncio Pilatos, entre los soldados romanos y los judíos. Lleva la cruz a cuestas, desplomándose varias veces debajo de ella. Siguen las tres Marías, Verónica, los jugadores de dados, los dos ladrones encadenados, Herodes y los Sumos Sacerdotes. La procesión de Viernes Santo, que se celebra al lado del monasterio de los Padri Serviti es más antigua y representa el entierro de Jesucristo. En su forma actual, la procesión se lleva a cabo siguiendo una regla del siglo XVIII. Los niños llevan antiguas linternas. Alrededor de las estatuas de Jesucristo muerto y de la dolorosa Madre, la procesión lleva objetos de la Pasión como velas, escaleras, esponjas, martillos, clavos, látigos etc. Acompañada de música fúnebre, la procesión recuerda una cinta luminosa en su recorrido a través del casco antiguo.



Semanas antes de que se celebre la Semana Santa en Suiza, escaparates y supermercados aparecen inundados por millones de huevos de Pascua. Los hay de todos los colores, sabores y tamaños.

La costumbre de regalar huevos
Pero ¿de dónde surge esta antiquísima costumbre que año con año hace la delicia para la vista y el gusto de millones de personas en Suiza y en muchos otros países?

Son muchísimas las culturas que asimilaban el huevo al origen de la vida: nuestros lejanos ancestros griegos, japoneses y chinos pensaban que el mundo había nacido de un huevo partido por la mitad, una parte había dado origen al cielo y la otra a la tierra.
Los hawaianos creían que su isla era el producto de la explosión de un huevo puesto por un enorme pájaro, mientras que un antiguo libro de cantos finlandeses asegura que el universo se formó con la ruptura de siete huevos que dieron paso a la creación del firmamento, el sol, las estrellas y las nubes.
Para los galos el huevo es símbolo solar y de la fecundidad mientras que entre los egipcios y los romanos, entre otros pueblos, el huevo materializaba el renacimiento de la naturaleza o la continuidad de la vida en el más allá.

De ahí que al inicio de la primavera, los cristianos adoptaron la costumbre de regalar huevos pintados a amigos y familiares como una manera de expresarles sus votos de abundancia.

Desde el siglo IV la Iglesia impuso ayuno y abstinencia durante la cuaresma, lo que significaba que a lo largo de los 46 días previos a la Pascua, los fieles tenían prohibido consumir huevos.
Como las gallinas no entienden de reglamentaciones y como resultó imposible razonar con ellas, simple y llanamente, siguieron poniendo. Entonces, para impedir que los huevos se perdieran, los parroquianos comenzaron a cocerlos para comerlos o regalarlos en Pascuas. Para el siglo XII la Iglesia aceptó bendecirlos.

En Francia, los adultos de aquellos lejanos tiempos contaban a los pequeños que los huevos de Pascua venían en las campanas que habían sido mandadas a Roma para ser bendecidas por el Papa.
En Suiza y desde 1940, ya no son las campanas sino los conejos los que traen los huevos de Pascua y los depositan en las casas o en los jardines.
Fuente: www.swissinfo.ch

 


Pollitos de Pascua


Lucerna

El Museo Natural de Lucerna acoge de nuevo del 5 al 15 de abril 2012 a un gran número de pollitos.

 

Una actividad tradicional y una gran diversión para los peques y amantes de los animales. En un zona especial y habilitada para ello se podran observar a los huevos y se espera que el sábado de Pascua los pollitos rompan el cascarón...

El museo abre sus puertas de martes a domingo de 10:00 h a 17:00 h.



Las Plañideras de Romont (FR)


Romont

 Romont (antiguamente en alemán Remund) es una ciudad histórica y comuna suiza del cantón de Friburgo, situada en el distrito de Glâne. Limita al noreste con La Folliaz y Villaz-Saint-Pierre, al este y al sureste con Mézières, al suroeste con Siviriez y Billens-Hennens, y al noroeste con Prévonloup (VD), Dompierre (VD), Valbroye (VD) y Villarzel (VD). (FUENTE WIKIPEDIA).


Viernes Santo, por la tarde, en la iglesia de Romont. La ceremonia empieza con la lectura en la Biblia de la Pasión de Jesucristo. En el momento de recordar el cortejo fúnebre, se pone en marcha una larga procesión de creyentes que recorre las calles de la parte alta de la ciudad.
Las plañideras, vestidas y veladas de negro, siguen lentamente a la Virgen María representada por una joven. Delante de ella, un Nazareno en casulla negra avanza llevando un gran crucifijo. Las plañideras van sujetando un cojín púrpura con los instrumentos de tortura de Jesucristo: una corona de espinas, un látigo, unos clavos, unos martillos, unos alicates y el sudario de la Verónica. Durante todo el tiempo en la ciudad entera resuenan sermones y cánticos entonados por la comunidad de creyentes.

El acontecimiento está relacionado con una antigua tradición del siglo XV: la procesión de la crucifixión como representación viviente de los misterios de la Pasión y, a la vez, el ejercicio de la penitencia.




Tradiciones de Semana Santa en Suiza




Procesiones en Mendrisio
Mendrisio es famoso por sus procesiones de Semana Santa.
Por Julia Slater, swissinfo.ch

08 de abril de 2012

La celebración de la Pascua está en el corazón de la religión cristiana, pero actualmente muchas personas la asocian más bien con lo cacería de huevos de chocolate y unos días de vacaciones.
Algunas de las antiguas tradiciones han desaparecido, otras han sido modificadas, unas más han revivido y, sin duda, hay algunas inventadas. No siempre es fácil saber cuál es cuál.
La Pascua es muy comercializada con huevos y conejos de chocolate que proliferan en las tiendas desde semanas antes del festejo.
Paul Hugger, profesor jubilado de estudios de cultura popular en la Universidad de Zúrich, recuerda que hace unos 50 años, los regalos de Pascua solamente estaban a la venta por unos días. El lado religioso de la fiesta era mucho más fuerte.
“El año era monótono: la gente estaba feliz de que la Iglesia le diera una estructura. Después del ayuno de Cuaresma venía la Pascua y la alegría de vivir”, explica.
Se dice que “una costumbre muere cuando ya no tiene una función en la sociedad”, señala a su vez Mischa Gallati, de la misma institución. Pero, advierte, “por lo general no muere sino que se modifica para adaptarse a los cambios en esa sociedad”.
Guardián de la tumba
Una costumbre que se extendió mucho en las zonas católicas del este suizo, pero que ha caído en el olvido es la instalación de un “Santo Sepulcro” en las iglesias.
Peter Kern, autor de un libro sobre las costumbres del cantón de San Gall, indica a swissinfo.ch que el Jueves Santo las iglesias locales instalaban un sepulcro, de unos cinco metros de altura, y que al día siguiente, Viernes Santo, colocaban en él la imagen o la representación del Cuerpo de Cristo. Los fieles acudían a rezar ante esos sepulcros y muchas veces iban de una iglesia a otra.
El Cuerpo de Cristo era escondido hasta el momento de la Resurrección.
“Era muy emocionante”, dice Kern. “Dejaba una fuerte impresión en las mentes y los corazones quienes lo veían”.

Como adolescente, en la década de los 40, Hugger fue elegido para ser uno de los jóvenes guardias del “Santo Sepulcro” la noche del Viernes Santo. Era un honor, comenta a swissinfo.ch, pero también una prueba de carácter, porque significaba pasar muchas horas en una oscuridad casi completa.
Pocos lugares erigen actualmente ese tipo de tumbas y, si acaso, cada tres o cuatro años, pero ya nadie monta guardia. 
Otras llamativas tradiciones religiosas han sobrevivido y se han convertido en atracciones turísticas. En Romont, en el cantón de Friburgo, las  “plañideras”, o las mujeres que lloran, vestidas de negro, avanzan en procesión alrededor de la iglesia el Viernes Santo con los símbolos de la Pasión en cojines rojos, mientras un penitente carga una cruz.
En Mendrisio, en el cantón del Tesino, los días santos tienen lugar unas procesiones que recrean el Vía Crucis y que son acompañadas con los famosos lienzos pintados con escenas de La Pasión e iluminados (“ los transparenti”).
Una fiesta familiar
Es tradición en algunas zonas de habla francesa que las campanas vayan a Roma días antes de la Semana Santa y vuelvan el día de Pascua, con los huevos de Pascua. Pero en la mayor parte de Suiza es sin duda la liebre (o el conejo) la que aporta los huevos. Los esconde, probablemente en el jardín, para que los niños los encuentren.
“La liebre asumió ese papel en el siglo XVIII en un reflejo de la nueva forma del núcleo familiar y los valores asociados. La liebre es presentada como trabajadora, amable y preocupada por los niños”, dice Gallati.
Desplazó a una gran variedad de otros animales de temporada - incluyendo al zorro y al burro – cuando las pascuas comenzaron a celebrarse en el íntimo círculo familiar, explica.
Pero a medida que las estructuras familiares han cambiado, ofreciendo una alternativa al modelo nuclear, la costumbre ha cambiado también: Gallati ha observado que actualmente grupos de familias se reúnen para organizar una búsqueda comunitaria de huevos, en lugar de la caza solitaria de antaño.
A veces las organizaciones locales de turismo aprovechan la temporada y pareciera que las costumbres resurgieran de forma espontánea.
Innovaciones
La costumbre de decorar las fuentes en la ciudad de habla francesa de Nyon no tiene más de 30 años, pero ninguno de los organizadores actuales puede recordar exactamente dónde surgió la idea. Sin embargo, es ahora una atracción turística con una competencia y visitas guiadas.

Rougemont, en el cantón de Vaud, tiene una tradición única - que se remonta a 2001: Cada año, 12 huevos enormes son decoradas de acuerdo con diferentes temas y distribuidos en la ciudad. 
Un tradición que ha sufrido altibajos es la del “combate con huevos”, o Eiertutschen, en alemán. La gente la practica en casa y se utilizan huevos preciosamente decorados.
En el casco viejo de Berna esa batalla se ha convertido en un evento público, en un lugar, una fecha y una hora específicos. Dalla Vecchia, que ayudó a salvar esta tradición a punto de desaparecer hace aproximadamente ocho años, señala a swissinfo.ch que su padre - ahora con 65 años- acudía de niño y la había llevado cuando ella era pequeña.
Sin embargo, cuando ella llevó a sus hijos, el número de participantes se había reducido drásticamente. Con llamados a la alcaldía y la oficina de turismo, además de un artículo en el periódico local, la revivió.
“Te encuentras con algunas personas a las que solamente ves una vez por año. Y siempre hay otros nuevos que se enteran por otros asistentes”.
El juego intriga a los extranjeros: “Utilizamos las manos y los pies para explicar a los turistas japoneses y luego ellos se suman”.
Una variante de la misma costumbre es el Zwanzgerle, en Zúrich. Una vez más en un lugar específico y en un momento específico, los niños desafían a los adultos a romper la cáscara de sus huevos decorados con una moneda de 20 céntimos. Esto puede sonar imposible, y los niños pueden esperar a salir ligeramente más ricos que cuando llegaron, pero algún hábil adulto consigue ocasionalmente ganar el huevo.
De acuerdo con Gallati, esta costumbre tiene siglos, pero se había extinguido y apenas fue revivida en 1930.
¡Las tradiciones pueden ir y venir, pero una Pascua sin tradiciones es impensable!
Traducción, Marcela Águila Rubín
Procesiones en Mendrisio
Las procesiones del Jueves y Viernes Santos reviven en Mendrisio, ciudad meridional del cantón del Tesino.
En el Jueves Santo tiene lugar el
Via Crucis. Se recorre el centro histórico de la ciudad medieval escenificando los diferentes pasajes del camino al monte Calvario y la posterior crucifixión.
En el Viernes Santo escenifica
El entierro.

Estas tradiciones fueron introducidas por la Orden de los Siervos de María, quienes provenían de España y se establecieron en el Tesino en 1541.
Para la ocasión, la ciudad luce sus transparentes: antiguos lienzos de lino blanco pintados con motivos de La Pasión y colocados como lámparas iluminadas, que adornan a derecha e izquierda el paseo de las calles del centro.

 

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